El bocio es el crecimiento de la glándula tiroides, que puede acompañarse de hipertiroidismo (producción exagerada de hormona tiroidea), hipotiroidismo (disminución de la producción de hormona tiroidea), proceso neoplásico, inflamatorio o autoinmune. Es la enfermedad más común del tiroides.
Si el bocio es grande aparecen síntomas compresivos locales como:
• Dificultad respiratoria.
• Dificultad para pasar líquidos y sólidos a la deglución.
• Mareos o cambios en la voz (poco frecuentes).
Otras veces consulta por aparición súbita de una tumoración dolorosa en la cara anterior del cuello, que habitualmente corresponde a una hemorragia intraquística que plantea diagnóstico diferencial con tiroiditis o neoplasia.
La ecografía tiroidea es la técnica de elección para el estudio morfológico del tiroides, ya que permite definir la existencia de nódulos, su tamaño y si son sólidos o quísticos, sin embargo, no proporciona información sobre la actividad funcional de los nódulos, para ello será necesaria una gammagrafía tiroidea. Para evaluar los órganos que desplaza se utilizan tomografía contrastada de cuello y tórax, siendo útil la resonancia magnética para evaluar si existe invasión a órganos vecinos.
Puede detectarse la existencia de prolongación endotorácica del bocio.
El estudio citológico del material aspirado mediante PAAF debe realizarse en
todos los casos de bocio, con punciones múltiples sobre los diferentes nódulos, cuando existe multi nodularidad.
Esta enfermedad requiere del tratamiento de múltiples especialidades, siendo liderada por endocrinología para lograr niveles hormonales adecuados, siendo el papel de Cirugía de Tórax la resección (extracción quirúrgica) de la glándula tiroides, predominantemente en aquellas glándulas que invaden el interior del tórax, ya que requiere manipulación de grandes vasos, vía aérea, tejido pulmonar, pleura, esófago, ganglios linfáticos y conducto torácico, que requieren el trabajo de alta especialidad, tanto durante la cirugía como en los cuidados posteriores.